La mitología árabe atribuye al café un origen divino. Se dice que Alá envió un consuelo a
través de una bebida reconfortante a la que llamó “qahwa”, que quiere decir excitante,
energético y vigorizante. Otra leyenda afirma que el café fue un descubrimiento de un pastor
de cabras quien observó, mientras vigilaba a su rebaño, cómo las cabras, en lugar de
caminar tranquilamente, daban saltos cerca de un arbusto del que colgaban bayas de color
rojo brillante. Atraído por los frutos, él mismo los comió y comprobó, al cabo de un tiempo,
que la euforia también lo invadía. La noticia se conoció en un monasterio cercano, donde los
monjes comieron las bayas para mantenerse despiertos. Poco a poco el efecto de estas
bayas mágicas traspasó fronteras y llego a todo el mundo. En la actualidad el café es un
producto mundial y aunque las preparaciones varían en diferentes países, los placeres que
produce el café parecen ser los mismos para quienes lo consumen como parte de sus
rituales y costumbres diarias.
Tomar una taza de café como la primera bebida del día tiene un significado especial para
cada persona: iniciar bien el día, es permitirse un momento de calma y placer antes de
empezar a trabajar, es una manera de despertar o una forma de convivencia para iniciar que
da pauta a una agradable conversación cuando decimos la conocida frase “vamos a tomar
un cafecito”.
Son muchos los beneficios atribuidos al café, causados por su ingrediente principal, conocido
como cafeína. Estudios recientes mencionan que el consumo moderado reduce el riesgo de
padecer enfermedades como Alzheimer, Parkinson, gota y diabetes tipo II. Se ha asociado
con la habilidad para aumentar la memoria a corto plazo y la capacidad de atención y
disminuir la fatiga.
El café aumenta la eficacia de los analgésicos analgésicos, especialmente la de los
medicamentos que actúan contra el dolor de cabeza y puede aliviar a algunas personas el
asma. Además, el café reduce la incidencia de cardiopatías, aunque se desconoce si esto es
así sencillamente porque libra a la sangre del exceso de grasa o si es debido a su efecto
estimulante. El café tiene efectos laxantes y diuréticos y en ocasiones se considera que evita
el estreñimiento
También sabemos que el café en consumos excesivos puede tener efectos negativos y que
el consumo excesivo puede ser diferente de acuerdo a la tolerancia de cada persona. Para
alguien el consumo excesivo puede ser una taza de café con la cual puede experimentar
sensaciones como nerviosismo, insomnio, angustia, taquicardia, temblores o irritabilidad, por
los efectos de la cafeína en el sistema nervioso.
Algunas personas tienen intolerancia a la cafeína y pueden sentir malestares estomacales
como dolor, gastritis o inflamación. La buena noticia es que existe el café descafeinado que
permite disfrutar de los placeres de tomar café y reducir los efectos no deseados en
personas sensibles. El café no es muy recomendado en mujeres embarazadas, lactando o
en la menopausia donde hay controversia sobre su efecto en la osteoporosis.
El café tiene un significado especial para cada persona y no hay nada más agradable que su
aroma sobretodo cuando se trata de un buen café preparado en una buena cafetera.